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Del Evangelio de Juan 8,31-42

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres».

Jesús, hoy quiero agradecerte que nos quieras liberar del pecado, que quieras que nos reconozcamos hijos de Dios y que permanezcamos siempre en su casa. 

Y te quiero agradecer también que me permitas ver pequeños grandes momentos en los que consigues que muchos sientan que pertenecen a tu casa, a tu Padre, a este amor tan grande que nos tienes.

Gracias, Jesús, por querernos libres, por querernos hijos de Dios, por permitirme ver cómo tocas los corazones de tantas personas. ¡Quédate siempre en ellos! 

Amén.

Pídele a Jesús que te ayude a estar siempre cerca de Él.