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Del Evangelio de Mateo 20, 17-28. (Adaptación)

Hace mucho tiempo, Jesús subía a Jerusalén. Sabía que iba a ser entregado y que iba a morir en la cruz, que iba a resucitar cuando pasaran tres días y se lo dijo a sus amigos. Entonces, se acercó la madre de Santiago y Juan y se pudo delante de Jesús. 

Jesús le preguntó: «¿Qué deseas?».

Ella contestó: «Quiero que mis hijos estén a tu lado».

Los amigos de Jesús se enfadaron porque ellos también querían estar a su lado. 

Jesús les dijo: «El que quiera ser grande entre vosotros, que se haga pequeño ayudando a los demás y ayudándome a mí».

Cuando celebramos nuestro cumpleaños, soplamos las velas como esa niña y pedimos un deseo. Pero normalmente en esos deseos, solo pienso en mis cosas, en mis juguetes, en mis dibujos, en ser más y se me olvida mirar a los demás. 

Jesús, ayúdame a hacer cada día más grande mi corazón y a desear estar siempre contigo. Ayúdame a escucharte y a pedir el deseo todas las noches de amar a todos, de querer con el corazón, de abrir los ojos y mirar a los demás. Amén. 

Canto: Un corazón más grande

Hoy pienso en un deseo y esta noche, cuando rece, se lo cuento a Jesús en silencio.