Skip to main content

Del Evangelio de Juan 5, 1-16. (Adaptación) 

Jesús subió un día a Jerusalén.  Y se acercó a una piscina. En el borde de la piscina había mucha gente enferma que esperaba curarse. Un hombre que llevaba allí muchísimos años, estaba tumbado en el borde de la piscina. No podía moverse y creía que cuando el agua se moviera, si era el primero en  meterse en ella, se curaría. Pero como no podía moverse, nunca llegaba. El hombre, muy triste, le dice

a Jesús que no tiene a nadie que lo ayude a entrar en el estanque. Jesús le dice: “¡Levántate, coge tu camita y anda!”. 

El hombre hizo lo que Jesús le dijo y ¡comenzó a andar! De lo contento que estaba, fue a contar a todos lo que había sucedido. 

Historias de la Biblia: La piscina de Betesda

¡Qué curioso! Un sitio lleno de personas que necesitan curarse, una piscina en la que las aguas se mueven para sanar pero no pueden curarse todos. Algunos de los que estaban allí no podían ni moverse, les encantaría poder montar en patinete como el chico de la foto. 

Y Jesús va allí y se encuentra con un señor que llevaba allí toda la vida esperando a poder entrar en la piscina para curarse. Y con una palabra mágica, se levantó y comenzó a andar. 

Y es que Jesús cada vez que le necesitamos está a nuestro lado. 

Jesús, ayúdame a curarme cuando estoy malito. 

Ayúdame a limpiarme cuando mi corazón está sucio. 

Dame amigos que me sonrían y me quieran como tú. 

Pon a los frailes y a mis profes cerca de mí para que pueda abrazarte cada día. 

Amén. 

Canto: Jesús está pasando por ahí

Hoy busca en el patio a alguien que necesita ayuda y dale tu mano.