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Del Evangelio de Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Señor, hoy me pides algo que realmente supera todas mis capacidades. Hacer las paces en ocasiones me cuesta; hablar las cosas que no han ido bien con las personas que me importan me cuesta; tolerar a quienes piensan distinto me cuesta… Y Tú me pides no únicamente esto, sino ir más allá: ¡amar a mis enemigos! A los que alguna vez me han hecho no solo la vida imposible, sino incluso el mal. Qué difícil es conseguir esto si no es contigo. 

¡Se necesita tanta humildad para amar a los que nos hacen el mal…!

Por eso, Señor, Tú me enseñas por dónde debo empezar no solamente a tolerar, sino también a amar a los que me odian: por quien soy, por mi fe… Tú me enseñas que es rezando por ellos como crecerá en mí el amor, de manera que todos los muros de la soberbia que amargan y envenenan mi vida se desharán en amor por el otro, en amor por los enemigos. 

“Que donde hay odio ponga yo amor”, diría san Francisco. Esto es lo que no puede hacer el mundo solo: sustituir el mal por el bien; lo mediocre por lo perfecto. Te pido, Señor, que pongas en mi corazón estos sentimientos, que me ayudes a rezar por mis enemigos, como Tú me has amado a mí. Que me ayudes a no envidiar el bien que Tú haces y obras por los demás. Así, desde la humildad de amar a mis enemigos, seré perfecto como Tú. 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Reconcíliate con alguien con quien hayas tenido un desencuentro e inicia una conversación pendiente con él.