Del Evangelio de Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Si vuestros actos no son mejores que los de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, pero yo os digo: no te dejes llevar de la cólera contra su hermano, no llames “imbécil” a tu hermano, ni “necio”, no le insultes».
Señor, a veces nos pensamos que somos buenos porque no hacemos grandes males a los demás, no robamos, no matamos…Nos comparamos con los demás y pensamos: menos mal que no soy como ellos.
Pero no nos damos cuenta de que hay veces que en nuestro corazón rechazamos, insultamos o despreciamos al que nos cae mal o, simplemente, no piensa como nosotros.
Hoy me doy cuenta de que yo también hago daño a los demás, ese es mi pecado, necesito que me perdones, que me ayudes a cambiar, y que me enseñes a ser una buena persona cuando me acerco a los demás.
Ayúdame, Señor, a no insultar cuando me enfado, aparta de mi boca las malas palabras cuando estoy en casa, en clase, con mis amigos, haciendo deporte, en las redes sociales…Tú sabes que muchas veces me enfado y pierdo el control por completo. Tú, Señor, eres el único con poder para cambiar mi corazón, y por lo tanto mis palabras.
Señor Jesús, dame humildad, para no juzgar, no creerme superior a los demás, y reconocerte como mi Dios y Salvador. Dame la gracia para poder hacer el bien y tener palabras constructivas.
Amén.
Habla bien de un compañero que te caiga mal.