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Del Evangelio de Lucas 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un recaudador de impuestos llamado Leví sentado en su mesa y le dijo:

«Sígueme».

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví dio en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos muchos recaudadores de impuestos. 

Y otras personas se pusieron a criticar y dijeron a los discípulos de Jesús: 

« ¿Cómo es que coméis y bebéis con recaudadores de impuestos y pecadores?».

Jesús les respondió:

« No necesitan médico los que están sanos, sino los enfermos. Por eso, no he venido a llamar a los que ya son buenos, sino a los que se portan mal para que cambien».

Jesús, ¡qué palabras tan bonitas me dices en el Evangelio de hoy!

A Leví, ese “Sígueme” le cambió la vida. Y hoy, 17 de febrero de 2024, me dices a mí lo mismo: “Sígueme”. Pero, a veces, es muy difícil hacerlo porque para ello tengo que dejar algunas cosas que no me están dejando acercarme a Ti. Y esto me puede ocasionar cierto desánimo, porque aunque sé lo que tengo que hacer, muchas veces hago justo lo contrario.

Pero, Tú, Jesús, que conoces muy bien cómo soy, también hoy me dices una frase muy sencilla: “no necesitan médico los sanos, sino los enfermos”. Y yo me doy cuenta de que tengo mucha necesidad de ti, de tu perdón, de tu mano que me ayuda a caminar. 

Por eso me has venido a llamar: “Sígueme”. 

Jesús, quiero hacer un camino de humildad en esta cuaresma que me ayude a ver que necesito tu abrazo. ¿Qué cosas quieres que abandone? ¿Qué cosas me impiden caminar hacia ti? Perdóname, Jesús, y dame tu fuerza para seguirte en el camino. 

Amén.

Antes de acostarte, repasa el día y piensa en qué momentos no has seguido la invitación del Señor.