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El 4 de octubre de 2025, la Plaza Inferior de San Francisco en Asís volvió a llenarse de hermanos, fieles y autoridades para dar inicio a un acontecimiento extraordinario: el VIII Centenario de la Pascua de san Francisco.

La celebración fue presidida por el Ministro general de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, Fray Carlos Trovarelli, quien anunció, en nombre de los Ministros generales de toda la Familia Franciscana, la apertura de este tiempo jubilar. Le acompañaron la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, el Custodio del Sacro Convento, Fray Marco Moroni, numerosos frailes y devotos de todo el mundo.

“La muerte de san Francisco, acogida como hermana y vivida como último acto de fe y de amor, nos recuerda que toda existencia humana tiene un significado eterno”, expresó Fray Carlos en su intervención.

Una invitación abierta a todos

El Ministro general lanzó un llamamiento amplio y directo: “Invitamos a los hijos e hijas de san Francisco, a todas las personas de buena voluntad, a las comunidades cristianas y civiles, a los jóvenes y a los ancianos, a los sanos y a los enfermos”, a vivir con intensidad este Centenario. Porque Francisco sigue siendo luz: 800 años después de su Pascua, su mensaje conserva una fuerza que toca el corazón de creyentes y no creyentes.

Un año para la oración, el encuentro y la esperanza

El Centenario no será un evento cerrado, sino un tiempo abierto al diálogo, la fe y el encuentro fraterno. Entre las actividades más destacadas está prevista, del 22 de febrero al 22 de marzo de 2026, la exposición pública del cuerpo de san Francisco, por primera vez de forma oficial, en la Basílica de San Francisco en Asís.

Se trata de una oportunidad histórica para orar junto al testimonio visible de quien vivió el Evangelio “sin glosa” y quiso abrazar a todos como hermanos. En torno a este signo se organizarán momentos de oración, acogida, fraternidad, catequesis y celebración.

Además, la apertura solemne de las celebraciones tendrá lugar el 10 de enero de 2026 en la Porciúncula, el corazón espiritual de la vocación franciscana.

Desde la Provincia de Nuestra Señora de Montserrat nos unimos con alegría y esperanza a esta gran convocatoria eclesial. Como franciscanos conventuales, renovamos nuestra vocación de servir al Evangelio en fraternidad, al estilo de san Francisco, en este mundo herido y necesitado de paz.

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