Del Evangelio de san Mateo 21, 28-32. Adaptación.
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron: «El primero».
Madre María, tú eres la mujer del “sí”, sin miedo ni excusas. En este final de Adviento, ayúdame cuando me canso de esperar. Tú me llevas al encuentro con el Padre, que me llama a amar y servir.
A veces digo “no” por pereza o dudas, y otras digo “sí” sin cumplirlo. Tú sabes que quiero hacer el bien.
Tómame de la mano y enséñame a convertir mis noes en gestos de amor. Que en estos días me acerque más a Jesús y que mis acciones digan más que mis palabras.
Dame un corazón sencillo, capaz de servir, pedir perdón y empezar de nuevo.
María, que la esperanza que está por nacer contigo nazca también en mi vida.
Amén.
Hoy voy a dar un pequeño “sí” a Dios como María, ayudando a alguien que vea que me necesite, o si alguien me pide ayuda. Pero lo haré sin quejarme, porque así estará todavía mejor hecho.







