Del Evangelio de san Mateo 11, 2-11. Adaptación.
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel lo que hacía Jesús, ¿mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen: los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y feliz el que me siga!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista».
Hoy voy a reconocer los “signos” de Dios en mi propia vida.
Elegiré a una persona sencilla que, con su manera de vivir, me haya acercado a Jesús, y le daré gracias al Señor por ella. Y, si puedo, le haré llegar mi agradecimiento. Quiero aprender a ver a Dios en los hermanos más pequeños.
Hoy voy a rezar por una persona que me haya acercado a Jesús en el último año.







