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Adaptación del Evangelio de Lucas (Lc 5,17-26)

Un día, cuando Jesús estaba enseñando, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por dónde meterle a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las te­jas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados …A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa». 

Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios

Señor Jesús,

si mis pecados están perdonados,

dame la fe necesaria para creer en Ti sin excusas,

la fuerza necesaria para convertir de verdad mi corazón

viviendo en el amor y desde la compasión. 

Enséñame a vivir reconciliado. 

 

Señor Jesús,

si mis pecados están perdonados,

hoy sólo me queda agradecerte nuevamente este regalo,

comprometerme para perdonar también a los demás

sus faltas, errores y olvidos.

Enséñame a vivir renovado cada día. 

 

Señor Jesús,

si mis pecados están perdonados

no es por lo que yo soy sino por lo que Tú eres,

Señor Jesús,

que viva este día desde tu misericordia y con amor.

Que la paz sea una prioridad en mi pensamiento y en mi oración.

Que te encuentre en los demás. 

 

Amén.

no es por lo que yo creo sino por lo que Tú crees en mí,

no es porque yo lo merezca sino porque Tú te regalas a mí cada día. 

Enséñame a buscar siempre la respuesta a quién soy yo y quién eres Tú. 

Hoy me comprometo a tener un espacio personal de revisión de vida. Un tiempo para reflexionar sobre mi camino ante Ti y presentar mi corazón humilde.  Que en Ti encuentre ternura y misericordia.