Del Evangelio de san Juan 4, 43-54. Adaptación.
Jesús fue a un pueblecito llamado Caná. Había un señor muy importante que tenía un hijo muy enfermo y le pidió a Jesús que le curara. En cuanto se lo dijo a Jesús, el hijo se curó. Toda la familia creyó a Jesús y le miraba con mucho cariño.
Jesús, a veces me gustaría que hubiera un milagro para verte y estar contigo de la mano. Pero hoy me enseñas que no necesito ver nada especial, solo confiar en tu amor.
Un día, un papá fue a verte porque su hijo estaba muy enfermo. Te pidió que lo ayudaras, y tú le dijiste: «Anda, tu hijo está curado». El papá confió en ti y creyó en tu palabra. ¡Y su hijo se curó!
San Francisco también creyó en ti con todo su corazón, solo escuchando tu palabra.
Jesús, ayúdame a confiar en ti como ese niño confía en su papá. ¡Gracias por amarme siempre! Amén.
Hoy voy a acercarme a algún amigo que esté triste y le voy a escuchar.
