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Del evangelio de san Marcos 1, 12-15. Adaptación. 

«Hace mucho tiempo, Jesús fue llevado al desierto. (En el desierto no hay nada, más que arena y hace mucho, mucho calor; con un poco de suerte encontramos un oasis con palmeras para refugiarnos del sol y algo de agua). Pues allí pasó Jesús cuarenta días y cuarenta noches. Y durante ese tiempo, apareció el diablo, que es el señor de los engaños y las mentiras, para ponerle tres trampas a Jesús y conseguir que se portara mal y se alejara de su Padre Dios.

Pero Jesús, que quería mucho a su papá,  fue muy, muy fuerte y no hizo lo que el señor de los malos quería, y, escapó de las tres trampas. Los ángeles, cuando vieron lo valiente que había sido Jesús, fueron a ayudarle al desierto.»

Jesús, tú venciste las trampas del diablo.
A veces también yo tengo tentaciones,
quiero hacer cosas que no están bien,
pero tú me enseñas a elegir lo bueno.
Hay veces que me entran ganas de decir una mentira,
quiero quedarme algo que me gusta de algún amigo,
me cuesta hacer caso a mis padres y profesores…
Dame fuerza para decir «no» a lo malo,
para ser obediente y ayudar a los demás.
Quiero ser fuerte como tú, Jesús.
Ayúdame Jesús a encontrar el tesoro de tu amor.
Amén.

Hoy voy a pensar en las cosas que hago mal y le voy a pedir perdón a Dios.