Del Evangelio de san Juan 8, 12-20. Adaptación.
Hace mucho tiempo, Jesús les dijo a la gente:
“Yo soy la luz del mundo. Si me seguís, nunca estaréis a oscuras, porque yo os voy a dar luz y vida”.
Algunos no entendían nada y le preguntaron muchas cosas. Pero Jesús les explicó: “Dios, mi papá, me ha enviado. Si me conocéis a mí, también conoceréis a mi papá».
Jesús hablaba en el templo, enseñando a todos cuánto nos ama Dios.
Jesús, tú eres mi luz cuando estoy triste, cuando estoy enfadado, cuando no tengo ganas de hacer nada. Y me cuidas siempre. Eres, de todas estas, la lámpara que más brilla. Ayúdame a buscarte siempre, a no preocuparme por tener muchas cosas o ser el mejor, porque lo más importante es estar contigo. Si te tengo a ti, ¡lo tengo todo!
Quiero estar siempre contigo.
Hoy digo “no” a las cosas que me alejan de ti, que me impiden poner el corazón en los demás y digo “sí” a tu amor.
Contigo hay alegría.
Contigo conozco el amor.
Contigo mi corazón brilla.
¡Gracias, Jesús! Amén.
Hoy doy gracias a Jesús porque siempre me enseña y me abraza con cariño.
