Del evangelio de san Mateo 8, 5-11. Adaptación.
Hace mucho tiempo, Jesús fue a Cafarnaún y un soldado romano se le acercó y le dijo: «Jesús, un amigo que trabaja en mi casa está en cama, no puede moverse y tiene muchos dolores».
Jesús le contestó: «Voy a curarlo».
Pero el soldado romano le dijo: «No merezco que vengas a mi casa, mi corazón no está limpio. Si dices una sola palabra, mi amigo se curará».
Al oírlo, Jesús se sorprendió porque aquel hombre tenía mucha fe, tanta, que Jesús no había encontrado nunca a nadie como él.
Querido Jesús, hoy veo esta mano abierta y me acuerdo de tu amor. Siempre estás listo para ayudarnos y abrazarnos, sin importar quiénes somos. Tú quieres que todos estemos cerca de ti. Ayudaste a un soldado porque confiaba en ti, y nos enseñaste que tu amor es para todos.
Ayúdame, Jesús, a abrir mi corazón
y a ser amable con los demás,
para que todos puedan sentir cuánto nos quieres. Amén.
Hoy quiero escuchar a todos con el corazón.
![](https://franciscanosconventuales.es/wp-content/uploads/2024/02/CARTEL-RRSS-2.png)