SANTIDAD FRANCISCANA
11 de agosto, Santa Clara de Asís
Silueta de Santa Clara con la Custodia | Cathopic
- agosto 11, 2021
- 3 min.
- jorgepimv2
Biografía
Clara nació en Asís, en el seno de una noble familia, en 1193. En la primavera de 1211, movida por el Espíritu Santo e iluminada por la predicación y el testimonio de Francisco, dejó todo para seguir a Cristo pobre y humilde. El Domingo de Ramos, al amparo de la noche, se fugó de la casa paterna y fue a Santa María de la Porciúncula, donde Francisco y sus hermanos la recibieron y consagraron al Señor. Tras pasar por varios monasterios cercanos a Asís y resistir a las presiones de sus familiares, finalmente se estableció en el convento de san Damián, restaurado por Francisco.
En el convento de san Damián Clara practicó de modo heroico las virtudes que deberían distinguir a todo cristiano: la humildad, el espíritu de piedad y de penitencia, y la caridad. Aunque era la abadesa, ella quería servir personalmente a las hermanas enfermas, dedicándose incluso a tareas muy humildes como lavarles los pies y curar las heridas de las enfermas, pues la caridad supera toda resistencia y quien ama hace todos los sacrificios con alegría. Su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía era tan grande que, en dos ocasiones, se verificó un hecho prodigioso. Sólo con la ostensión del Santísimo Sacramento, alejó a los soldados mercenarios sarracenos, que estaban a punto de atacar el convento de san Damián y de devastar la ciudad de Asís.
Su testimonio nos muestra cuánto debe la Iglesia a mujeres valientes y llenas de fe como ella, capaces de dar un impulso decisivo para la renovación de la Iglesia: su personalidad, formación humana y espiritual, su sensibilidad, así como los testimonios de aquellos que la conocieron, lo confirman. Representa en su siglo uno de los más dignos, si no el más digno exponente de mujer fuerte y confiada totalmente en Dios, creativa y fiel a la vocación recibida. Clara fue la primera mujer en la historia de la Iglesia que compuso una Regla escrita para que el carisma de san Francisco de Asís se conservara en todas las comunidades femeninas que ya se iban fundando en gran número en su tiempo y que deseaban inspirarse en el ejemplo de Francisco y de Clara.
El eje central de la espiritualidad de santa Clara, que fielmente custodian y viven sus hermanas en cientos de monasterios repartidos por el mundo entero, es el seguimiento de Jesucristo en comunión fraterna y altísima pobreza, en obediencia, en castidad y en clausura. Obtuvo del papa Inocencio III el llamado «Privilegio de la pobreza» en 1216, que permitía a Clara y a sus hermanas de san Damián vivir sin posesión alguna: tal era su deseo de identificarse con Cristo pobre y crucificado, ¡su mayor privilegio!
Santa Clara vio reconocida por el papa Inocencio IV, a las puertas mismas de su muerte, la Regla escrita por ella misma para su Orden de Hermanas Pobres. Corría el año de 1253. Radiante de luz y santidad, Clara murió el 11 de agosto de ese mismo año, susurrando esta preciosa oración: «Gracias, Señor, porque me creaste». Alejandro IV la canonizó el 15 de agosto de 1255. Su festividad se celebra el 11 de agosto.
Oración
Padre de las misericordias, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo pobre, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino.

Fr. Abel García-Cezón
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