15/03/2023
La ley de Dios
15/03/2023
La ley de Dios
Del Evangelio de Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
Señor Jesús, hoy nos dices que has venido a dar plenitud a la Ley. Si te soy sincero, esto, de primeras, no me dice nada. Quizá es porque no entiendo muy bien esto de la Ley. ¿A qué Ley te refieres? Está claro que no es la ley de los juicios y tribunales, porque para eso te habrías hecho juez o abogado. Tampoco es la ley del talión (ojo por ojo y diente por diente), porque con tu vida nos enseñaste que debemos devolver bien por mal para vencer el mal a fuerza de bien. Debe ser una ley más profunda…
Leyendo por aquí y por allá, veo que la ley bíblica tiene que ver con la promesa que hizo Dios a su pueblo y con el camino de salvación. ¡Esto ya es otra cosa! Esto sí que me interesa, ¡y mucho! Ahora sí que entiendo por qué la Ley era tan importante (y lo sigue siendo) para los judíos. Por eso, cuando dices que has venido a dar plenitud a la Ley, nos estás diciendo también que Tú eres quien cumplirá plenamente esa promesa, que Tú eres nuestra salvación. Y ante esta afirmación, yo me pregunto: ¿te siento verdaderamente como mi salvador?, ¿eres Tú quien da plenitud a la promesa amorosa que Dios ha grabado en mi corazón?
Señor Jesús, amigo y maestro, hoy te pido la gracia de reconocerte mi salvador y también te pido la fuerza para transmitir a otros, con mis gestos y palabras, que es en ti en quien se cumplen todas las promesas de salvación.
Amén.
Que tus gestos y palabras sean un instrumento de su paz para así compartir con los demás el mensaje de amor y salvación que Jesús nos enseña.