22/12/2022
Alabar a Dios en el 2022
22/12/2022
Alabar a Dios en el 2022
Del Evangelio de Lucas (1, 46-56):
En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
Stephen Curry es uno de los mejores jugadores de la NBA.
Una liga mundialmente famosa, donde cada contrato supone cobrar miles de dólares, en muchos casos millones. Vemos a menudo jugadores por la tele con trajes extravagantes y gafas de sol carísimas que exhiben un frenético nivel de vida.
Sin embargo, Stephen tiene un estilo de vida muy diferente al de sus compañeros. A pesar de su fama, dinero e influencia, es famoso por su comportamiento ejemplar, por su cohesionada familia y por su humildad.
Pero también es conocido por otra cosa. Cada vez que mete una canasta, se golpea el corazón y señala hacia arriba. En sus zapatillas se escribía a rotulador la frase: «I can do all things…», que es una referencia bíblica (“Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece”).
Qué fácil sería para un jugador al que se adora cada noche caer en la soberbia. Qué sencillo es creernos invencibles. Y qué difícil mantenernos con los pies en la tierra cuando todos se esfuerzan por tratarnos como dioses vivientes.
Sin embargo, Curry, al igual que María, nos recuerda que todos nuestros dones proceden de Dios. Que es Él quien nos los ha dado y quien nos acompaña cuando trabajamos para mejorarlos.
Qué difícil es hacer hoy en día un acto de alabar a Dios y darle las gracias por su eterno acompañamiento.
Pero qué inspirador resulta ver a alguien como Stephen Curry tomar el ejemplo de María más de dos mil años después y acordarse de que la grandeza de sus actos procede de Dios.
Señor, dame la humildad necesaria para reconocer que mis grandes acciones proceden de ti.
Así sea.
Vivir de forma humilde, sin creerme mejor que los demás y sin querer aparentar lo que no soy.