02/04/2023

Un rey que desconcierta

02/04/2023

Un rey que desconcierta

Escucha

Del Evangelio de Marcos 11, 7-10

Jesús se montó en el pollino. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!».

Reza

¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Era el grito de los que acogieron a Cristo en su entrada apoteósica en la ciudad santa de Jerusalén. Pero no nos equivoquemos. La entrada de Jesús en Jerusalén no es ninguna conquista. O, al menos, no lo será al modo que nos podríamos esperar. De hecho, este episodio, que escuchamos cada año al comienzo de la Semana Santa, contrasta con otro relato del Antiguo Testamento en el que el rey David conquistó Jerusalén y entró con su ejército y sus poderosos caballos danzando mientras el pueblo entero le alababa. Hoy Jesús entra como rey, sí, pero sin armas, acompañado de un ejército de doce compañeros que todavía no han entendido su mensaje y montado en un... ¿caballo? No. En un burro y, además, prestado. Y en muy pocos días le prepararán el que será su trono, su corona, su cetro y su vestido real: una cruz, una corona de espinas, una caña, un manto color púrpura. Todo este relato nos habla de la humildad de Jesús, de su mansedumbre, de su modo de ser rey, ¡nuestro rey!, de su estilo, de su camino.   

Señor, tu entrada en Jerusalén nos muestra muy claramente otro modo de ser rey y de reinar. Nos muestra la grandeza y majestad de quien se entrega por encima de éxitos o aplausos. De quien nos busca como seguidores y no como vasallos. Hoy, Domingo de Ramos, comienza nuestro camino definitivo tras tus huellas de humildad y mansedumbre, como hizo san Francisco. Es lo que queremos, es lo que pedimos: caminar tras tus huellas, caminar por tus caminos más allá del éxito fugaz y caprichoso, para entrar en la Vida verdadera, la que tú nos ofreces. Amén.

Vive

Sigue las huellas de humildad y mansedumbre de Jesús. Camina más allá del éxito fugaz y caprichoso para entrar en la Vida verdadera que Él nos ofrece.

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