16/03/2023
Señor, contigo
16/03/2023
Señor, contigo
Del Evangelio de Lucas 11,14-23
En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Está de parte del diablo, el jefe de los demonios, y por esos echa los demonios».
Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si el diablo se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder del Diablo. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus riquezas están seguras, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».
Señor Jesús, así es y así lo siento. Cada vez que lo que digo va por un lado y lo que hago van por otro. Cada vez que mis gestos no acompañan a las palabras, vivo división en mí mismo.
Señor Jesús, me gustaría no ser un reino dividido, me gustaría ser una persona buena, con todas mis cualidades y habilidades, me gustaría construirme cada día y dejarme hacer por ti.
Señor Jesús, y eso que me ocurre mí, en tantas ocasiones, lo veo en nuestra Iglesia: todos decimos ser hermanos y seguirte, pero a menudo nos presentamos divididos, enfrentados, pertenecientes a unos o a otros grupos. Ayúdanos a ser uno, ayúdanos a tenerte a ti, unidos para proclamar tu palabra.
Señor Jesús, que en este día no olvidemos que quien no está contigo está contra ti, que el que no colabora contigo termina desperdiciando sus cualidades.
Haznos atentos a tu voz. Haznos buenas personas,siempre buscando el equilibrio, la justicia y el bien.
Así te lo pedimos. Así sea.
Comprométete a dedicar hoy un tiempo más largo para tu oración. Busca ese espacio en el que estás sereno y aprovecha para ponerte en la presencia del Señor y decirle “aquí estoy, aquí me tienes”. No hables mucho. Escucha. Solo dile que quieres ir donde sea pero con Él. “Contigo, sí Señor”.