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Del Evangelio de san Mateo 1, 16. 18-21. 22

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, ella esperaba un hijo, muy especial, el hijo de Dios.

José, su esposo, como era bueno, decidió dejarla en secreto. Pero, una noche se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, no temas acoger a María, tu mujer, porque el niño que hay en su vientre viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

Querido san José,

Acabamos de escuchar que un ángel de Dios te habló en sueños, que al despertar, hiciste lo que el Señor te había mandado: acoger a María y al Niño. Y lo hiciste sin rechistar, seguramente sin comprenderlo, pero fiándote de que de Dios sólo pueden venir cosas buenas.

San José, a los jóvenes de hoy a veces nos cuesta soñar. Sin embargo, tu vida nos recuerda que estamos hechos para soñar, porque Dios nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida.

San José, quiero soñar a lo grande. Dame la valentía para escuchar el sueño de Dios en mi vida.

Amén.

Hoy pensaré en Jesús al acostarme para lograr soñar con él por la noche.