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Del Evangelio de san Lucas 11,14-23. Adaptación. 

Hace mucho tiempo, Jesús estaba curando el corazón de un hombre que lo tenía sucio. Pero algunos de los que estaban allí, se enfadaron con Jesús. 

Jesús, con mucho cariño y mucha paciencia, les hizo entender cómo era su corazón.

A veces, algunas personas no entendían a Jesús y querían que otros se confundieran y se pusieron a enredarse como si estuvieran en esa tela de araña. Pero Jesús es muy fuerte y nos ayuda a no tener miedo. Él nos hace valientes y libres.

Jesús, yo quiero estar siempre contigo. 

Quiero seguirte y hacer cosas bonitas como tú. 

Ayúdame a no tener miedo y a elegir siempre el bien.

Quiero ser bueno con los demás y darles tu amor. 

Ayúdame a ser como san Francisco, 

a estar feliz y agradecer todo lo bonito que tú me das cada día.

¡Gracias, Jesús, por estar siempre conmigo! Amén.

Hoy voy a hablar con cariño a los demás y les voy a regalar palabras dulces.