Del Evangelio de san Juan 8, 1-11. Adaptación.
Jesús estaba enseñando y se acercaron unos hombres que traían a una mujer agarrada y, poniéndola en medio de un círculo, le dijeron: “Maestro, esta mujer es mala y no cumple las normas. Hay que tirarle piedras”. Y Jesús les dijo: “Si vosotros cumplís todas las normas y sois tan buenos, tiradle las piedras”. Ellos pensaron lo que Jesús les decía, se fueron y dejaron a la mujer tranquila. Jesús se agachó y, con ternura y cariño, abrazó a aquella triste mujer y la perdonó. La mujer sonrió.
¡Ay, Jesús! ¡Cuántas cosas aprendemos de ti! Me enseñas a poner el corazón en los demás y no a acusar como el chico de la foto.
Jesús, ¡tu amor es enorme, infinito!
Siempre me perdonas y me quieres mucho,
pase lo que pase.
Gracias porque me cuidas
y me enseñas a hacer las cosas bien.
A veces me equivoco, pero tú me ayudas a ser mejor
y nunca me dejas solo.
Jesús, ayúdame a no decir cosas malas de los demás.
Quiero ser bueno con mis amigos y no enfadarme rápido.
Enséñame a ver lo bueno en cada persona, como tú lo haces y a querer a todos. Amén.
Hoy haré algo por un amiguito y le ayudaré.
