Hoy es Domingo de Ramos: puerta de entrada en la Semana Santa, los días más importantes para nuestra fe. Domingo de Ramos: gloria y sufrimiento. Domingo de Ramos: contraluz entre la muerte y la Resurrección.

Recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén montado en un burro. ¡Qué humildad! Quizás nosotros hubiéramos escogido un precioso y magnífico caballo purasangre… Y ahí están las gentes de Jerusalén, haciendo de profetas. Ellos gritan lo que verdaderamente es Jesús: “Bendito el que viene en nombre del Señor… ¡Hosanna!”. Puede que sea un entusiasmo pasajero, pero con una gran verdad.

¿Cómo es mi fe? ¿Cómo la vivo? ¿Pongo todo mi corazón?

Señor Jesús, que seamos capaces de levantar las palmas de nuestra vida. Las palmas de nuestra vocación. Las palmas de nuestro seguimiento. Las palmas que nos ayuden a reconocerte en nuestro mundo. Que seamos capaces de “alfombrar” de buenas obras tus caminos junto a nuestros caminos.

¡Ayúdanos, Señor, a no perder nuestro entusiasmo cristiano!

Amén.