Del Evangelio de san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».
Señor, es la tercera vez en lo que llevamos de Cuaresma que me pides que rece pero, ¿para qué sirve rezar?
Sabes que he intentado hacer oración, me he preparado, he pedido por algo que deseaba, he intentado elevar mi corazón hacia Ti y nada. Muchas veces experimento que rezar no sirve para nada porque no pasa nada, que no siento nada y que parece que me quedo hablando solo. ¿Será que estoy haciendo algo mal y por eso no me hablas? ¿Será que no sirvo para estas cosas?
Hoy tu Palabra me invita de nuevo a pedir, buscar y llamar, pero sólo me sale decirte: ¡Señor, no sé rezar! Por eso te grito: ¡Señor, enséñame a orar, para descubrirte como un Padre bueno que siempre da lo mejor a sus hijos!
Amén.
Hoy tendré un momento tranquilo y en silencio conmigo para recordar que soy hijo de Dios, un hijo al que quiere con todo el corazón.
