Del Evangelio de san Juan 8, 31-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron: «Nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre».
i ahora mismo te preguntan si quieres ser libre, seguro que dirás que sí. Pero no te preguntes eso. Pregúntate si lo eres de verdad.
Hoy, muchos creen que ser libres es hacer lo que quieren, pero ¿qué pasa cuando los deseos nos controlan? Son cadenas modernas, y lo malo es que nos han enseñado a no verlas como tal. Peor: nos han enseñado a desearlas.
San Francisco estaba totalmente cegado por esas cadenas de seda. Pero, cuando descubrió que esa vida no le hacía feliz, buscó un sentido en Dios. Jesús nos da una libertad real, la que nace del amor, la verdad y la paz interior.
Señor, ayúdame a liberarme de las cadenas de seda para vivir un estilo de vida como el de san Francisco, que se dejó hacer libre por tu amor y experimentó así
la verdadera alegría, esa que nadie puede quitarnos. Que así sea también para mí.
Amén.
Hoy voy a pensar en algo a lo que estoy un poco “enganchado” (consola, móvil…) y no lo voy a hacer.
