Del Evangelio de san Juan 13, 21-33. 36-38. Adaptación.
Hace mucho tiempo, Jesús estaba triste porque alguien le iba a traicionar y a entregar y se lo dijo a sus amigos mientras cenaban. Ninguno entendía nada… los amigos se quieren. Solo lo entendió aquel que le iba a vender por unas moneditas.
Jesús, hoy me invitas a cenar contigo, a estar en esta última cena con tus amigos. Pero algo triste pasa. Uno de tus amigos, alguien a quien tú quieres mucho, va a darte la espalda.
Tú, que eres tan bueno, sabías que ese amigo te iba a fallar, pero aún así le das un pedazo de pan. Tú, el Hijo de Dios, le das tu amor, aunque sabías que te iba a hacer daño. ¡Cuánto nos quieres porque a mí eso me cuesta mucho!
Gracias, Jesús, por llamarme amigo.
Gracias por no dejarme nunca, por estar siempre a mi lado.
A veces me enfado con mis amigos porque me molestan
o me hacen daño, pero tú nunca lo haces.Contigo estoy feliz.
Perdóname, Jesús, por las veces que yo me equivoco.
Quiero siempre sentirte cerca. ¡Te quiero mucho, Jesús! Amén.
Hoy, cuando vayas a cenar haz la señal de la cruz y da gracias a Jesús por todo lo que pone en la mesa.
