19 diciembre, 2021
Lo pequeño
2. Escucha
Miqueas (Mi 5,1-4a)
Así dice el Señor: «Tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz».
3. Reza
Señor Jesús, he de reconocer que muchas veces me descolocas. Si yo fuera tú y supiera que voy a ir al mundo para salvarlo, seguramente lo haría de otra manera y cambiaría muchas de las cosas que tú hiciste.
En primer lugar, el sitio donde nacer. Con lo grandioso que habría sido nacer en Jerusalén, con su templo, su castillo… Casi toda la gente importante de Israel estaba allí, y seguro que enseguida habrías alcanzado fama y notoriedad entre las élites políticas y religiosas. Sin embargo, se te ocurre nacer en Belén, un pueblecito perdido en las montañas. Sólo a ti se te ocurre.
Como no me hago una idea real de cómo sería Belén, busco en internet y encuentro que a comienzos del siglo I Belén era poco más de cuatro casas rodeadas por una muralla que estaría mal conservada, o incluso desmoronada en gran parte. Respecto a sus habitantes, nada del otro mundo: eran personas que vivían de la agricultura y la ganadería. Y como grandes «riquezas» de la región, ponía que en Belén había buenos campos de cereales y que en las regiones limítrofes con el desierto, pastaban rebaños de ovejas.
¡Pues sí que estamos bien! ¡Va a tener razón el profeta cuando dice “Tú, Belén de Éfrata, pequeña entre las aldeas de Judá”! Está claro que naciendo ahí, no muchos se iban a enterar de tu nacimiento, a parte de los campesinos y pastores del lugar. Sólo a ti se te ocurre.
Sin embargo, en medio de mi confusión, me vienen a la cabeza unas palabras del libro de Isaías: “Mis planes no son vuestros planes, ni mis caminos son vuestros caminos”… Y me quedo pensando… ¿y si con esta elección por lo pequeño y olvidado por todos ya me estás queriendo decir algo, incluso antes de nacer? Quizá nos fijamos demasiado en lo grande, en lo importante y nos perdemos mucho por quedarnos solo ahí…
Señor Jesús, que aprenda a verte en lo pequeño del día a día y en los olvidados por todos. Posiblemente ahí encontraré una alegría y una plenitud desconocidas para mí.
Amén.
4. Vive
Voy a fijarme en las cosas sencillas, en lo cotidiano, en lo que no llama mucho la atención y voy a darles el valor y la importancia que se merecen.