Todo el mundo esperaba que vinieras de otra forma, pero no, decidiste hacerlo a tu manera.

Con lo impresionante que hubiera sido nacer en Jerusalén, con su templo, su castillo…, se te ocurre nacer en Belén, un pueblecito perdido en las montañas. Belén era poco más de cuatro casas rodeadas por una muralla. 

Está claro que naciendo ahí, no muchos se iban a enterar de tu nacimiento, aparte de los campesinos y pastores del lugar. Sólo a Ti se te ocurre. 

¿Y si con esta elección por lo pequeño y olvidado por todos ya me estás queriendo decir algo, incluso antes de nacer? Quizá nos fijamos demasiado en lo grande, en lo importante y nos perdemos mucho por quedarnos solo ahí…

Señor Jesús, que aprenda a verte en lo pequeño del día a día y en los olvidados por todos.

Amén.