El Papa Francisco ha querido dedicar este año a San José.
Cuando pensamos en el Adviento siempre recordamos a María, Juan Bautista o los grandes profetas del Antiguo Testamento. Sin embargo, la promesa que Dios hizo a su pueblo pudo cumplirse sólo gracias a la disponibilidad y confianza que tuvo San José.
Hoy nos dirigimos a él y le pedimos que interceda por nosotros.
Querido San José, tú como buen israelita, rezabas por la venida del Mesías y la deseabas porque creías en el amor de un Dios que siempre cumple sus promesas. Tantos siglos esperando la llegada del Mesías y resulta que tú eras el elegido para cumplir la promesa de Dios…
Dios te pide que acojas a María y a Jesús, y sin pensar en nada más; aceptaste y cumpliste lo que Dios te había mandado convirtiéndote en padre de Jesús.
Al comienzo del Adviento te pedimos: enséñanos a decir sí a lo que Dios quiere de nosotros, también en aquello que nos cuesta o que, incluso, no hemos elegido, sabiendo que en ello encontraremos nuestra felicidad.
San José, intercede por nosotros, muéstrate padre también para nosotros y guíanos en el camino de la vida. Amén.
Voy a rezar la oración de cada mañana de este adviento con la misma atención y confianza de san José.