Nunca imaginé que llegaría este momento,
nunca imaginé que ya no volvería a verlo.
Lo atraparon como a un criminal,
le gritaron que era un ilegal.
Y no hicimos nada…
Nunca quiso ser un héroe de esos, de leyendas.
Nunca quiso ser el mártir de una absurda guerra.
Su delito fue la libertad,
su gran sueño fue trabajo y pan.
Y no le acogimos…
Dime ahora, luna llena,
¿quién es dueño del destino de los hombres?
¿quién podrá detener la esperanza de vivir con dignidad?
Hoy Jesús muere en la cruz. Dio su vida para que aprendiéramos que el amor de Dios está por encima de todo.
Nos sentimos tristes y decepcionados. Pero lo hemos entendido. Jesús, tu vida valió la pena. Dios sabía lo que hacía. Eres nuestro mejor amigo y das sentido a nuestra vida.
Recursos pastorales
Santidad franciscana
Jóvenes
Desarrollo web
Todos los derechos reservados