Nada nuevo tras de ti - Nico Montero
Hoy ya sé que no hay nada nuevo tras de ti.
Comprender que eres mi motivo y mi porqué.
Distinguir entre mil llamadas y tu voz,
y aunque cada día sea igual,
hoy rompes mi rutina, y no está mal.
Solo tú puedes sorprender mi corazón,
solo en ti algo nuevo crece en mi interior.
Junto a ti siento que los años que se van
no son más que un corto amanecer,
que cada instante es nuevo, y no está mal.
Y aunque pueda conquistar el cielo, el mar.
Y aunque pueda someter bajo mis pies
todo aquello con lo que un día soñé,
si no te tengo a ti, no es nada, está de más.
Y aún no acabo de entender el corazón,
tan pequeño y tan inmenso a la vez.
Se desborda con el fuego de tu fe,
que aún late por prenderse.
Hoy ya ves, quiero regalarte esta canción.
Compartir todo lo que tengo y lo que soy.
Dibujar un paisaje con el corazón
y asomarnos juntos al balcón,
que aunque hace frío, pronto saldrá el sol.
Reflexión
El amor de Dios no tiene límites; el amor que somos capaces de entregar, gracias a Él, es inmenso. Jesús hoy nos dice: saca la mejor versión de ti, siempre eres capaz de dar más. Ese esfuerzo vale la pena. En el día a día, en lo pequeño, en lo cotidiano y en lo sencillo, allí está Dios, allí está el servicio. El lavatorio de los pies es un gesto tan pequeño y, a la vez, tan grande; tan cotidiano y, a la vez, tan sorprendente.
Los niños sois capaces de sorprenderos con lo más sencillo. Y nosotros, los mayores, aprendemos de vosotros. Nos ayudáis a valorar el día a día. Nos rompéis la rutina y nos hacéis crecer para ser mejores padres y madres. Nosotros también os exigimos siempre un esfuerzo más, para que recojáis, para que estudiéis, para que compartáis, para que escuchéis…
Jesús sirve a sus amigos y les pide que se entreguen a los demás, que se amen unos a otros. Nosotros, en familia, también queremos servir y amarnos. Queremos dejar de pelearnos, de gritarnos, de buscar el mínimo esfuerzo.